
La compostelana Sala Capitol lucía hasta la bandera cuando llegamos, en la cálida tarde/noche del viernes 13 de Mayo. Caras conocidas, gente guapa, blonde girls oliendo a perfumes franceses, algún jevocho, los incombustibles Pelletiers… Carne de directo (y de nolopruebismo), vamos…
La ocasión no era para menos, ya que una de las voces más revolucionarias del panorama ibérico (con estilo y buen gusto, no como otros que circulan ahora mismo por infinidad de festivales) y su banda traían a la capital gallega su gira “Barricada: 40 aniversario”.
El Drogas, arropado por la banda que le acompaña en todos los bolos desde hace años, traían a tierras compostelanas una gira homenaje a la banda que le vio crecer como músico y persona.
La banda que, según sus propias palabras, le robó la infancia de sus hijos y la juventud de su esposa, pero que a cambio le proporcionó muchas alegrías y buenos recuerdos.
No sabemos lo que sentirá Enrique cuando se sube a un escenario para recordar los temas de la añorada Barricada, pero sí sabemos lo que sentimos los que nos adentramos en el Rock ‘n Roll desde un Barrio Conflictivo, Sofokaos y A toda velocidad. Y os lo digo yo: un cúmulo de recuerdos, sensaciones entre la alegría y la tristeza, algo que te remueve por dentro, es el estado de ánimo de todos los asistentes desde que los acordes de En La Silla Eléctrica, primer tema de la noche, comenzaron a sonar.

Mi compañero de fatigas en esta ocasión llegó al éxtasis cuando los acordes de Barrio Conflictivo comenzaron a sonar; transportándonos en el tiempo a hace más de 30 años, cuando otro grande, Rosendo Mercado, producía el segundo disco de Barricada y comenzaba a sentar las bases de lo que sería uno de los grupos más atemporales de nuestra música.
Esperando en un billar, Barrio conflictivo, Lentejuelas y Mañana será igual nos sirivieron a todos para darnos cuenta del excelente estado de forma de Enrique…
El “joven” está mejor que hace 20 putos años!!!!
Pero la cosa no va solo de frontmans con americana y gafas de sol. El tema es que a las cuerdas teníamos a uno de los mejores guitarristas del momento, Txus Maraví, que sigue teniendo la misma cara de bonachón que hace diez años, pero que tan pronto se cuelga una Gibson se convierte en un diablo de las seis cuerdas. “A gusto! A gusto!”, repetía el Drogas continuamente, y Txus parecía estarlo y mucho, cosa que se nota siempre en los directos y que se transmite al respetable.

Hablando de los mortales, nos lo estábamos pasando en grande, con la “peñita” cantando todos y cada uno de los temas mil veces escuchados en casettes, vinilos, CDs y en la voz, inolvidable, del vecino del quinto.
Eugenio Aristu “El Flako”, mucho más inquieto que su compañero a las cuerdas (no por no saber lo que se hace, sino porque de por sí el hombre no puede parar quieto en el escenario), ponía los graves junto a Brigi Duque, consiguiendo que la música nos transportara a otras épocas en las que teníamos más pelo en la cabeza y menos en las orejas. Problemas de la edad…
Pétalos, homenaje a las trece rosas incluido en el último disco de estudio de Barricada con El Drogas al bajo, nos devolvió a la realidad y nos recordó la fatalidad de la Guerra Civil… Fatalidad de la que no aprendimos nada, viendo lo que sigue pasando en zonas como Ucrania… Pero bueno…, el disco nos gusta mucho y en el fondo nos da pena que la odisea de la banda terminara en un momento en el que volvían a estar haciendo el mejor rock del territorio nacional…

Una cerveza para digerir las sensaciones, una visual a la sala y ya estábamos preparados para la segunda parte del show, que se presentaba increíble; con todo el mundo disfrutando, saltando y con los puños en alto. Bueno…, todos menos Brigi Duque que, por exigencias del Show, mantenía sus posaderas en una banqueta detrás de la batera, aporreando los parches como si no hubiera un mañana…
Que gran baterista, el frontman de los también añorados Koma…
Animal Caliente sonó potente; como hace siglos, como si no hiciera más de 30 años que se escribió y con El Drogas tomándose un descanso y dejando que los sudorosos asistentes cantaran el tema como si estuvieran en un karaoke sin pantallas.

Este descanso no fue nada más que un paso atrás para volver con más fuerza, dedicarle unas palabras al Boni y dar la salida a Objetivo a Rendir; tema muy emotivo, compuesto enteramente por el guitarrista fallecido.
Mis ojos críticos intentaban buscar un fallo en Enrique y sus huestes, incansablemente y seguro de que siempre los hay, y la banda me respondía con solos de guitarra y con la controvertida Oveja Negra. ¿Me leían los putos pensamientos?.
Los ass-istentes habían estado todo el bolo muy entregados pero, la verdad, este final de concierto fue apoteósico: En Blanco Y negro, La hora del carnaval, No hay tregua…
No hubo Tregua ni descanso…
Bolo de diez… El Boni se lo merecía…
STAY PELLETIER
@PELLETIERHORROR
