
El pasado jueves he ido a una reunión de calvos…
La noche caía sobre Santiago cuando entramos en la Sala Capitol; que lucía, como siempre, maravillosa…
Chupa al ropero y mis pasos hacia la barra. Pequeños rituales que nunca cambian…
Eran casi las 20.00 horas y la sala ya comenzaba a verse ambientada. Caras conocidas, cuero raído por el paso de los años y camisetas de heavy clásico por doquier…
He de decir (porque no me puedo aguantar) que yo me llevé una del ‘Gas Powered Jesus’, disco de los asturianos Soldier que ese mismo día cumplía 10 años en la calle. Efémerides del Thrash….
Carlos del Río y sus secuaces aparecieron en el escenario sobre las 20.00 horas para dar un bolo con mucha energía; con esos toques de rock clásico que les caracterizan y demostrando que la banda, aunque aletargada, no está muerta. Y es que son muchos años encima de las tablas….

El sonido estaba siendo bueno, muy bueno para ser la primera banda de la noche y, además, la única “local”.
Cuando me dí cuenta, estaban en el tercer tema, que no era otro que la versión de “Frío” (Alarma), tema con el que los olívicos y el Drogas de Barricada (en aquella época) encandilaban al respetable años ha.
Con un público que no dejaba de cantar sus temas llegamos a la mítiquísima “Si quieres un amigo, cómprate un perro”, con la que pusieron punto y aparte a su carrera y punto y final al bolo que nos tiene en vilo.



Me gustaría transcribir unas palabras de Vicky, mi acompañante en este concierto…
“Rompieron el hielo Los Motores, ante lo que parecía una tímida afluencia de gente pero que, conforme entonaron sus cantos de sirena, fueron atrayendo al respetable casi como en una típica escena de Walking Dead. “Sabe más el diablo por viejo que por diablo”, se comenta, y eso dejaron claro estos veteranos del panorama galaico, haciendo que los allí presentes se dejaran la garganta, para descanso de la propia. “Si quieres un amigo, cómprate un perro”: estábamos en sobreaviso…”

Ya con la sala a tope, salieron a escena Existance, banda francesa de heavy metal clásico que llevan desde 2008 en activo y no parados, precisamente. En ese tiempo, se subieron a los escenarios con Saxon, Metal Church, Gamma Ray, Joe Lynn Turner, etc.
Su concierto empezó potente, entonando los acordes de “Wolf Attack”, tema que da nombre a su último LP y que nos mostró todas las cartas de la banda.
Un Julian Izard muy cómodo, demostrando que domina el falsete como pocos… muy en la onda de Halford, unos guitarras que se van intercambiando el rol de rítmica y principal y una batería potente que amalgamaba todo el sonido, dándole esa fuerza que requiere toda banda de Heavy Metal Clásico.

“Heavy Metal Fury”, “Legends Never Die”… El cuarteto iba desglosando toda su vida musical, escogiendo temas de todos sus discos y en constante comunión con el público, que para este momento ya disfrutábamos con todos los gags propios del Heavy más clásico… Los galos se han visto cuatro vídeos de Judas Priest, Scorpions, Dio, etc… y tanto en sus gestos como en sus vestimentas dejan claro quienes son sus influencias.
Poco a poco, fuimos llegando al final del bolo y comenzaron a sonar los primeros riffs de “Breaking The Rock”, el que es quizás su tema más conocido y esperado por todos.
Lo cierto es que fue un buen bolo y hubiera sido aún más visual si no estuviera todo montado para el Headliner. La gran batería de Sven come mucho escenario y los dos grupos teloneros tuvieron que conformarse con poco espacio, justo delante del montaje de U.D.O. y quedando un poco escuetos de espacio.
El resumen de Vicky:
“Una vez caldeado el ambiente, con la sala favoreciendo el roce ajeno, llegó el turno de Existence: bandanas, greñas, pitillos, meneos capilares… Todo un despliegue de postureo de icono heavy con el toque “guiri” en sus interacciones entre temas con el público que generaron alguna que otra gracia. Consiguieron que hasta el club de los calvos menearan sus cabezas recordando tiempos pasados, así como algún que otro Air guitar que, dada la veteranía de los allí presentes, de seguro cayó (pasada la anestesia etílica) en alguna que otra tendinitis.”


Podríamos irnos a casa ya… Habíamos disfrutado de dos buenos bolos, nos habíamos tomado unas cervezas y habíamos socializado como hacía tiempo que no hacíamos. Lo cierto es que se echaban mucho de menos los conciertos así y, por lo tanto, nos quedaríamos en la Capitol hasta que nos echaran.
“No Class”, tema del Overkill (1979) de Motorhead me hizo volverme hacia el escenario, justo a tiempo de ver entrar a Sven Dirkschneider, que después de comenzar a jalear al respetable se sentó detrás de una batería impresionantemente robusta, tal y como nos tiene aconstumbrados desde que comenzó a tocar con su progenitor, allá por 2015.

“Prophecy” y “Holy Invaders”, de su disco Game over (2021) fueron las encargadas de abrir un set en el que estarían representados más de 40 años de carrera.
En estos temas, al igual que me había pasado en Madrid la última vez que vi al teutón, Udo me dio la impresión de estar un poco flojo de voz, pero los guitarras estaban, ya a estas alturas, dando un recital, mientras Sven atronaba la sala con sus parches y platillos.

“Go Back to Hell”, “Never Cross my Way”, “24/7”, en la que UDO recuperó toda su fuerza vocal, e “Independence Day” nos llevaron al primer cover de ACCEPT. El tema elegido en esta ocasión fue “Breaker” y para este momento la sala ya estaba totalmente rendida a los músicos germanos, saltando, cantando y disfrutando como si no hubiera un mañana.




Andrey Smirnov, que se ha cortado la cabellera, y Dee Dammers estaban en perfecta simbiosis, turnándose a la hora de copar el protagonismo, como si llevaran toda la vida en los escenarios juntos y, la verdad, es que vi a Tilen Haudrap más integrado que en la vez anterior.
Ahhh… Nooo!!! Es que resulta que el bajista en cuestión no es el previamente citado, si no que fue cambiado a última hora por problemas de salud en un bolo. El sustituto esta vez, Peter Baltes, ex-compañero de Udo en Accept, era otro de los atractivos de este concierto: ver como estaba, si seguía estando en forma, si se integraría fetén con su ex-compañero y la nueva banda… Pues bien, en mi caso lo he visto genial, super motivado, sobre todo en los momentos de los covers de Accept, claro está, pero muy adentro en todo el show y demostrando que el que tuvo retuvo.



“Rose in the Desert”, precisamente de dicha gira, nos transportaba a la era pre-covid, en la que la banda sacó Steelfactory, un álbum brutal que cuenta con todos los ingredientes de la corriente germana del Heavy Metal.
Unas cervecitas mientras disfrutábamos dos temas no tan conocidos, por ser nuevos, “Kids and Guns” y “Like a Beast” del Lp que da nombre a la gira que tienen entre manos, Game Over Tour, y que como no sabíamos las letras aún nos permitieron agudizar el oído para escuchar a Udo y sus huestes mientras esperábamos por el siguiente cover de Accept, “Princess of The Dawn”.
La sonrisa de Baltes era en este momento brutal….
Todo el bolo estaba siendo maravilloso, pero en este momento el respetable era uno con la banda. Todos cantando y levantando los cuernos…. Heavy Metal del de verdad!!!



Algún que otro tema más de su dilatada carrera, el “Fast as a Shark” de Accept y “Metal Never Dies” nos llevaron a la banda del escenario para tomarse un justo descansito, antes de volver para tocar los encores.
Casi dos horas de concierto terminaban con el “I Give As Good As I Get”, tema mojabragas del Rev-Raptor, la potente y pegadiza “Man and Machine”, “Animal House” y el último cover de Accept. No podría ser otro que “Balls to The Wall”.
En palabras de Vicky:
“Y llegó el momento: UDO salió a escena y el mundo tembló… Entre agudos y graves se declinó por poner a prueba el oído y ritmo del público y de sus propios compañeros de batallas (véase cuando compitió con el bajo, al más puro estilo “pelea de gallos”). Tuvo tiempo para compartir un par de anécdotas y demostrar que los viejos rockeros no entienden de jubilación. Y cumplió con su “I give as good as I get”, brindándonos un espectáculo que nos llevó a la esencia del amanecer al unísono de sus “Princess of the dawn”.
Dicen que la música amansa a las fieras, y estos fieras de concierto fueron los que amansaron la tempestad típica del mes de noviembre en Santiago D. C. Si, vuelta al origen con los temas en bucle en la sesera mientras todo alrededor simula estado de shock con un silencio sospechoso.”
La banda y todos los ass-istentes, unos 800, abandonamos la sala con “The Show Must Go On” sonando por los altavoces y lo cierto es que esa era la sensación… Da igual el Covid, lo mal que está toda la industria musical, etc, etc… Nadie nos borrará de nuestras retinas shows como el que acabábamos de ver…
Y sí… También había melenas. Blancas, pero melenas….
STAY PELLETIER
@PelletierHorror
