La Plaza de España presentaba el pa-sado sábado, 27 de agosto, un aspecto poco habitual; lejos de otros días de fiesta, aparecía cercada con paneles metálicos y tela de ocultación que nos indicaban que algo iba a pasar… No nos equivocábamos…. El torbellino zaragoz-ano iba a pasar, arrollador…
El Mutaciones Tour llegaba a la ciudad del Caudillo y los Pelletiers teníamos que estar allí, por si las cenizas se removían….
A las 22:30, puntual como era de esperar en un artista tan perfeccionista, Bunbury saltó a la palestra entonando Iberia Sumergida para goce de todos los presentes que habíamos entrado. Muchos de ellos aún hacían cola.
Un “Buenas noches cabrones” nos metía de lleno en El club de los Imposibles, mientras el resto del respetable acababa de entrar para encontrarse al zaragoz-ano con las manos abiertas, emulando al gran Raphael, y cantando Dos clavos a mis alas.
Unas 5000 personas entraron al recinto para ver al Bunbury más camaleónico, al que no se está quieto. Cada juego de luces, cada riff de guitarra o cada redoble del batera van unidos a un gesto del carismático frontman.
La Sirena Varada nos llevaba a su época más primigenia con los Héroes y, tras coger la guitarra por primera vez en el bolo, suena Porque las Cosas Cambian.
Llegaba ahora el turno de El Camino del Exceso, tema del disco de Héroes El Espíritu del Vino, que dio nombre a una larga gira por varios países y que fue el principio del fin para la banda. Como rezaba el zaragoz-ano al final del tema: “Todo en exceso, nada con medida…” Seguía el frontman en su época más “silenciosa” y comenzaba a sonar Avalancha, curiosamente uno de los temas donde Enrique, para mí, estuvo más flojo.
Que tengas suertecita, Puta Desagradecida, El Extranjero e Infinito sirven para que Bunbury vuelva a lucirse, llevando de la mano a Jordi Mena, que durante esta primera parte del concierto estaba siendo el guitarrista a seguir; constantes solos y una alargada sombra que intentaba que el frontman no se llevara toda nuestra atención.
Un cambio de luces, dejando los tonos amarillos y cálidos, más intimistas, y cambiándolos por los azules y verdes, nos traen a El Hombre Delgado que no Flaqueará Jamás y, con él, tal Lazarillo, sale Alvaro Suite a reclamar su protagonismo; abandonando su ostracismo para marcarse un solo tremendo…
Vuelven las luces tenues, para tocar Despierta…
Enrique nos enseña aquí su lado más duro con su época de Héroes: va a tocar Mar Adentro y así nos lo dice pero… evitando premeditadamente siquiera decir el nombre de la banda. ¿No podemos esperar un retorno?
La estupenda Maldito Duende, en la que baja y deja que el respetable le toque y Lady Blue se llevan a la banda del escenario, no sin antes la rigurosa presentación de Los Santos Inocentes.
El sonido había sido inmejorable, sobre todo tratándose de una plaza, y toda la banda había estado a un muy buen nivel, pero… esto aún no había terminado. Los acordes de Más alto que nosotros sólo el cielo comenzaron a sonar y la banda regresó con la intención de elevarnos hasta allí, con un tremendo final. El rescate y la inigualable La Chispa Adecuada pusieron a todo el mundo de nuevo a cantar, algo que fue habitual durante todo el di-recto.
Los ánimos se acallaron cuando Bunbury volvió a marcharse, pero pocos minutos después reaparece con Los habitantes, De Todo el Mundo en la que lo he vuelto a notar más flojo que en el resto, sobre todo al principio del tema, y terminando arrodillado en el escenario con … Y al Final.
Gran concierto del zaragoz-ano y de toda su banda, sobre todo de un Mena al que hemos visto muy implicado y con muchas ganas. Buen ambiente, mucha gente… Qué más se puede pedir?
Bueno… Por pedir…, podríamos pedir La Herida, Frente a Frente, Aunque no sea conmigo… y así 30 años más…
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