El pasado 5 de noviembre, Pelletier Horror acudía de nuevo a la Sala Capitol de Santiago D.C., a disfrutar del di-recto de otra golosina brindada por R.M. Concert Promotions, en su afán por seguir programando conciertos con clase, de artistas que nunca habríamos pensado poder ver por la zona, como es el caso de UFO, Y&T, Joe Lynn Turner o, en este caso, GRAHAM BONNET BAND.
Sólo tres semanas antes, Joe Lynn Turner había paseado bisoñé por el escenario de la misma sala, dejando opiniones para todos los gustos sobre su propuesta artística. En esta ocasión, la expectación era máxima, tanto por los rumores que ponían en duda el estado vocal actual de Bonnet, como por los precedentes sentados en el pasado, en cuanto a su modo de vida se refiere (no lo probaba, el colega).
Los encargados de abrir la velada eran los vigueses AQUELARRE, los cuales no es que hayan causado extrema sensación entre el respetable (al menos por las caras que veía a mi alrededor, “pidiendo la hora”, y por el hecho de que nadie me dijera que les habían gustado, una vez finalizada su actuación, vamos…).
Con un power metal hortera, de matices entre lo “casposete” y lo “cheirento”, que quizás hubiera molado en 1999/2002, pero me atrevería a decir que a día de hoy se quedó ya bastante obsoleto, unos teclados que no se oían y un cantante que piensa que salir a tocar con falda de catálogo EMP y hacer headbanging con la coleta puesta es lo más molón del mundo, los gallegos pasaron más bien sin pena ni gloria por las tablas capitolinas, con una sala que presentaba aún una entrada bastante “normalita”, digamos…
Recuerdo oír las palabras “espada” y “escudo”, en alguno de los temas, a todo esto… (you know what I mean…).
No puedo decir que me hayan gustado, desde luego. Lo siento, chavatares…
A continuación, saltaba a escena la banda de Graham Bonnet, dejando que el Dandy hiciese su aparición de último, con una estética mucho más informal de la que lucía en los ’80 (pero con camisa y corbata, eso sí…), para recibir la ovación de las no muchas más de 250 personas que fue capaz de congregar en esta sala con capacidad para 800…
Con Eyes of the World y All Night Long, dos temas de aquel gran ‘Down to Earth’ (1979) que supuso su fugaz paso por Rainbow, el cantante inglés iniciaba el recital con potencia, apelando constantemente a la colaboración del público, para animar un poco el ambiente en una sala con muchos huecos vacíos.
Si hablábamos de que al teclista de los teloneros no se le oía, en este caso era al revés. Nada más comenzar el concierto, quedó más que patente que, además de llevar los teclados pinchados (sin teclista en escena), también eran pinchados los coros, por mucho que el guitarra, Conrado Pesinato, y la bajista, Beth-Ami Heavenstone, se esforzaran por hacer playback, fingiendo que los hacían ellos.
Esto supuso uno de los puntos negativos de la velada, sin duda. Queda feo que una banda de hard rock clásico, interpretando un material de este calibre, lleve tanto teclados como coros pinchados; aparte de que es un hecho que siempre va a obligar ir “a piñón” con los temas, dejando totalmente de lado cualquier posibilidad de improvisación y, en definitiva, restando parte de frescura a la interpretación.
Esto es Rock, joder!
Con S.O.S hacía la primera concesión a su carrera en solitario, seguida de God Blessed Video y Will you be Home Tonight, de los admirados Alcatrazz, y la reveladora Night Games, también de su etapa en solitario, en la cual el Dandy nos habla sobre su afición a las whiskerías, al menos en el pasado.
Aunque Graham Bonnet era el protagonista indiscutible de la noche, hay que decir que muchas miradas estaban puestas sobre el joven guitarrista, Conrado Pesinato, ya que enfrentarse al material de gente tan respetada como Ritchie Blackmore, Steve Vai, Michael Schenker o Yngwie Malmsteen y salir del fregado con solvencia no es moco de pavo, desde luego. El chaval aprobó con nota, sin duda (aunque quizás abuse un poquito del “tapeo”, para mi gusto…).
En cuanto al resto de la banda, decir que el set de batería me pareció demasiado “mastodóntico” para este tipo de banda, tan clásica; con los dos bombos, el rack, etc… De todos modos, el batería había sido contratado a última hora para suplir al batera habitual de la banda, que estaba lesionado, así que bastante airoso salió del percal…
En cuanto a la bajista y ja (novia, para los no Koruño-parlantes) de Graham Bonnet, Beth-Ami Heavenstone, poco más puedo decir que cumple con su papel de manera sobria, seca y austera. Estática, impávida, fría y sin ningún tipo de gracia escénica, parecía ni reaccionar ante los diversos truquitos que su pareja le fue dedicando a lo largo del show (cachetitos en el bul incluidos, marcando territorio, el puril…). Me esperaba algo más de “chicha”, de la MILF en cuestión, la verdad…
Otra de Rainbow, Love’s no Friend, primera concesión de la noche a su nuevo álbum, ‘The Book’ (2016), con Into the Night, y otra de Alcatrazz, Suffer Me, nos llevaban a la primera aparición de la noche de material de su etapa en Michael Schenker Group, con Dancer.
Un punto muy positivo de la velada es lo bien compensado que estuvo el repertorio, teniendo en cuenta la amplia trayectoria del veter-ano músico inglés, comprendiendo temas de su etapa en solitario, Alcatrazz, Rainbow, Michael Schenker Group y su banda actual. Todos y cada uno de los temas interpretados forman parte de discos en los que participó en persona, como miembro oficial de cada una de las bandas en cuestión, en su momento, lo cual ya es bastante más de lo que pueden decir otros que se pasean por escenarios de medio mundo “defendiendo” material que no es suyo, con dos cojones (y además no lleva bisoñé, a todo esto…).
Jet to Jet, de Alcatrazz, Desert Song, de MSG, y Rider, segunda y última deferencia hacia el recién estrenado ‘The Book’, nos llevaban al momento más coreado de la noche, con diferencia: Since you Been Gone.
Es curi-oso que el momento más recordado del paso de Bonnet por Rainbow, con lo gran disco que es el ‘Down to Earth’, sea una versión (de Russ Ballard, por cierto), cusiosamente… En fin…
En cuanto al estado vocal del artista en cuestión, decir que me parece más que digno, para estar a punto de cumplir 69 años (que se dice pronto). Hablamos de un material muy difícil de defender en di-recto, incluso para gente mucho más joven que él. Son canciones muy altas, muy agresivas para la voz, con mucho agudo y tal…
Otra gente tiende a bajar el tono de los temas para adaptarlos a su estado vocal, variar el repertorio, abusar de ponerle el micro al público o, inclusive, se sacan otro cantante más joven de la manga para que le cante las partes más jodidas de los temas (como Mr Bisoñé, por ejemplo). Graham Bonnet no.
Que hizo gallitos? Sí. Que le costó llegar a los momentos más altos de alguna canción, especialmente a medida que iba avanzando más el concierto? Sí. Que daba la impresión de que le faltaba el aire, por momentos?. Sí. Pero por lo menos lo intentó, sin trampa ni cartón, consiguiendo un resultado de lo más aceptable, teniendo en cuenta su edad, la vida que llevó y lo complicado de los temas.
Le echa huevos y eso, para mí, ya vale mucho.
Tras retirarse un par de minutos a coger aire, volvían a saltar a escena con Assault Attack, de MSG, ya en la franja horaria de los bises, con el público dándolo todo y pasándoselo fetén.
Con una sorprendentemente aclamada y coreada Lost in Hollywood, de Rainbow, la banda ponía el broche final a un concierto que, la verdad, estuvo fetén. A mí me gustó mucho, por lo menos, y a la gente que me rodeaba también, creo yo.
Antes de despedirse y retirarse, el guitarra brasuca/irlandés/italiano/whatever nos comentó, en un perfecto español, que iban a acercarse hasta el puesto de merch y estarían a nuestra disposición, para hacerse fotos, firmar historias y toda la pesca…
Así fue y hay que decir que tanto Graham como el resto de la banda fueron extremadamente amables y atentos con toda la gente que nos acercamos a hacernos fotos y hablar un rato con ellos, como tiene que ser.
Tras otra batalla librada y ganada para Pelletier Horror, la noche santiaguesa nos esperaba… (pero eso ya es otra historia, no apta para todos los públicos…).
- Fotos: Nano Vikendi
Stay Pelletier