Son pocos los grupos de un género musical tan extremo capaces de congregar a cientos de seguidores de varios puntos del Estado en un mismo concierto, como así sucedió hace un par de semanas; ya que los norteamericanos Cannibal Corpse hicieron que dicha peregrinación deathmetalera rozara el lleno, en la bilbaína Sala Santana 27.
Pelletier Horror tenía marcada esta fecha (en “rojo antes que negro”) en el calendario, ya que, como anunciamos, una de las giras más extremas del año visitaba la Península y Bilbao, primera parada de esta gira peninsular, era una buena ocasión para ver de nuevo al grupo de Buffalo.
El hecho de que fuese sábado hizo que unos cuantos “foráneos” viajáramos a la capital vizcaína. Gente de Barcelona, Valencia, Madrid, Asturias o Galicia (como en mi caso), acudimos a una cita donde las gentes locales la celebraron como se merece: una buena “previa” (en algunos casos con comida de hermanamiento incluida)… Y es que para los grandes acontecimientos (y para los pequeños también), la “previa” tiene que ser sagrada.
Tras un gran calentamiento en el Metal (garito harto recomendable si vas o estás por Bilbao) nos dirigimos a la mítica sala Santana 27, una sala de conciertos que nunca había pisado y que me dejó muy satisfecho, como posteriormente comentaremos.
No nos quisimos perder al primer grupo que abría la velada, aunque los franceses In Arkadia ya estaban sobre las tablas cuando entramos a la susodicha sala.
Los de Lyon, con un potente sonido, comenzaron su show con “Head Towards Back”, primer tema de su último disco, Lions, con una estética y una puesta en escena muy metalcore, mezclada con la imagen más black de su guitarrista Jiben (con el rostro totalmente pintado de negro) y con la máscara de su bajista Boti. De hecho, la propia banda auto-define su propio sonido como blackcore.
Ese último disco (Lyons) sería el protagonista de su show, ya que basaron su concierto en él; a excepción del último tema, “Recurrence” (de su primer disco, Eyes of the Archetype).
El grupo lyonnais demostró en Bilbao su potente directo, destacando a sus dos vocalistas, Alix y Mike, que no pararon de moverse por el escenario, pese a que el atrezzo y batería de The Black Dahlia Murder ocupara gran parte de él; eso sí, bien tapado todo con unas telas. Desgraciadamente, estamos muy acostumbrados a ver como los grupos teloneros tienen que tocar con los atrezzos e instrumentos del grupo/s principal/es de por medio… Quizás un “telón” sea la solución… Me consta que por comodidad y tiempo se hace así, pero se debería mejorar.
En definitiva, los franceses cumplieron con su papel. Temas como Lytany o la propia Recurrence fueron las más aclamadas por un público que ya tenía ganas de lío, como así demostró en los primeros pits.
A nivel personal, creo que es un grupo más dentro del metalcore, pero con algún disfraz. Tiene algunos temas buenos y un potente directo, pero nada del otro mundo; o, al menos, esa fue mi percepción.
No tardamos mucho en ver sobre las tablas a los The Black Dahlia Murder, un grupo que tuve el placer de ver en dos ocasiones el año pasado (Copenhell y Resurrection Fest).
El escenario se tiñó de azul y, como era de esperar, “Widowmaker”, tema que abre su último disco (Nightbringers), fue el punto de partida de un gran concierto. Pronto destacaríamos la calidad del guitarra solista, Brandon Ellis, que no lleva más de dos años en el grupo, pero ha encajado en él de una forma magistral.
Fue una grata sorpresa que “Contagion”, tema de su primer disco (Unhallowed), cayera tan pronto; lo que nos hacía presagiar que iba a ser un concierto donde no sólo tocarían temas de su último disco. Y es que los de Michigan ya llevan diecisiete añitos de carrera, con ocho discos en su haber y, particularmente ese metalcore, mezclado con un death metal melódico que en ocasiones recuerda a la hornada sueca, hace que sea una de las bandas de referencia de este estilo.
Y con “Jars” lo demostraron… Uno de los mejores temas del nuevo disco, que interpretado en directo es doblemente salvaje; sobre todo por Trevor Strnad y sus agresivos chillidos, perfectamente acompañados por las voces guturales del guitarrista Brian Eschbach. Siendo ambos los únicos miembros fundadores de la banda, se puede decir que el grupo gira alrededor de estas figuras.
What A Horrible Night To Have A Curse, tema que han utilizado para abrir sus shows (en el último Resurrection Fest, por ejemplo), hizo que pudiésemos disfrutar de un auténtico “solazo” de guitarra por parte de Brandon. A estas alturas de concierto, el respetable ya estaba metido (y metiendo…) en ese estadio de locura y maldad que tanto nos gusta, con las primeras filas protagonizando esa “amistosa” y tan recurrente batalla, típica de este tipo de eventualidades (aunque no pude disfrutarla, ya que al llevar la cámara era una tarea imposible de compaginar).
Pudimos disfrutar de más temas de su último disco, como “Matriarch”, “Catacomb Hecatomb” o la homóloga “Nightbringers”; pero fue con “Everything Went Black” y “Warborn”, últimos temas del bolo, con los que las primeras filas más batallaron; quizás conscientes, también, de que se acercaba el final.
Gran concierto de The Black Dahlia Murder. Desde mi punto de vista, ha sido un verdadero acierto por parte de las promotoras juntarlos con Cannibal Corpse de gira (aunque muchos puristas del death-metal no tengan la misma opinión).
Nos tomamos un merecido descanso (otro refrigerio más siempre viene bien), ya que el plato principal de esta cena antropófaga iba a llegar y, la verdad, si por alguien me había desplazado más de 500 km, era por los Cannibal.
La expectación por parte del público era máxima. Casi se rozaba el lleno para ver a los de Buffalo, que arrancaron el concierto como si arrancaran las vísceras de una horda de zombies, de una manera hermosamente brutal. “Code of Slashers”, tema de su último disco, Red Before Black, ponía la sala Santana 27 patas arriba. La brutalidad musical nos envolvía en un halo de locura, maldad y diversión.
Un George Corpsegrinder imponente en el centro del escenario, con un pie sobre un monitor, descargaba toda su ira desde sus adentros. La sinfonía gutural era absolutamente excelente y su headbanging era un auténtico torbellino (se pueden imaginar la potencia que puede generar, con semejante cuello que “ten o animaliño”)
Cannibal Corpse demostraba por qué son uno de los mejores grupos de su género (si no el mejor) con un comienzo de concierto demoledor, basado en ese citado último disco, con el tema homólogo “Red Before Black”, “Only One Will Die” o “Scavenger Consuming Death”.
El público experimentado agradecía que de vez en cuando cayera algún clásico, como “Scourge of Iron” o la tremenda “Evisceration Plague”, donde los potentes riffs de Pat O’Brien y Rob Barrett se sincronizaban a la perfección con las pegadas de Paul Mazurkiewicz. Este último, junto al bajista Alex Webster, son los dos únicos miembros originales del grupo. Quizás, el no haber cambios en la sección rítmica de la banda, ha hecho que el grupo haya sido fiel a su estilo en estos últimos treinta años.
Un sonido perfectamente atronador y brutal hacía que los asistentes les respondieran con movimientos de batalla en las primeras filas. El grupo intercalaba canciones clásicas como “Gutted” o “Pounded Into Dust” (ambas de su segundo disco, Butchered at Birth), con otras más nuevas como “Corpus Delicti” o “Kill or Become”.
Pero fue con “Devoured by Vermin” el punto de inflexión donde el concierto llegó a su punto más alto e intenso, siguiendo así hasta el final. Quizás el quinteto yanki no se mueva mucho por el escenario, pero el ritmo que imponen es absolutamente letal. Sin a penas parar entre canción y canción, casi no nos daban tiempo a tomarnos un respiro, y ese tema del Vile hizo que me metiera en la batalla (tras haber dejado la cámara a buen recaudo, claro está).
A partir de ese momento, caía temazo tras temazo: “A Skull Full of Maggots”, “I Cum Blood”, “Make Them Suffer”. Éxtasis de gore para nuestros oídos, en una parte final antológica.
Pero aún quedaba más… Trevor Strnad, de The Black Dahlia Murder, se subío al escenario para cantar junto a Corpsegrinder “Stripped, Raped and Strangled”. Un momento épico, donde las dos voces se sincronizaron perfectamente.
El público vasko sabía que se avecinaba la tormenta, era el final y la gran “Hammer Smashed Face” hacía que toda la sala retumbara y enloqueciera nuevamente.
Gran velada de Death Metal por parte de los de Buffalo, que contaron con unos teloneros de lujo y que hicieron que nos lo pasáramos caníbal (nunca mejor dicho). Aquella noche nos dejamos seducir por la antropofagia y por la magnífica ciudad de Bilbao. Pelletier Horror volverá por esos lares muy pronto, para seguir viendo bolazos como este.
Stay Pelletier