Guthrie Govan, Bryan Beller y Marco Minnemann, o lo que es lo mismo, The Aristocrats, llegaban a la santiaguesa sala Capitol el pa-sado 5 de febrero para presentar en directo su última creación, “You know what?”, salido en 2019.
Como viene siendo habitual en sus conciertos, lo hacían sin teloneros y con un espectáculo que sobrepasa las dos horas. El hecho de que fuese un miércoles y las entradas no fuesen precisamente baratas (entre 30 y 35 euros) hacían presagiar una afluencia escasa al show, algo que viene siendo habitual en bolos rockeros y metaleros y más entre semana.
Afortunadamente, esto no fue así, ya que la Capitol presentó una muy buena entrada cercana a los 400 asistentes; algo de lo que nos alegramos y nos hace creer que no todo está perdido en la escena musical de este país. Lo que no fue tanta sorpresa es que entre los asistentes hubiese mucho músico de la escena local.
El concierto en sí fue maravilloso, intercalando sus temas (todos instrumentales, para quien no conozca a esta banda) y una especie de “club de la comedia” entre canción y canción; que, la verdad, hizo el bolo mucho más ameno e incluso me atrevería a decir que digerible. Aunque lo principal y en torno a lo que toda la velada giró, fue sobre la excelencia musical de estos tres engendros.
En lo que se refiere al bolo en sí, decir que empezaron con “Blues Fuckers”, seguida de “D-Grade fuck movie jam”; siendo esta última precedida por una presentación de Beller, en la que explicaba que habían elegido este nombre después de leer una crítica en la que se describía su música como “música para una peli porno mala”. Es decir, no simplemente música para una peli porno, si no música para una peli porno de escasa calidad, únicamente; lo cual consiguió sacar las primeras carcajadas del respetable, que ni mucho menos serían las últimas.
Seguirían con “Spanish Eddie”, comentando Guthrie Govan que le habían puesto ese nombre porque la música del mismo le parecía a todo el mundo que tenía toques hispanos (excepto en los países hispanos, claro). Mencionando también el curioso caso de la existencia de otro tema del mismo nombre, a cargo de la ochentera Laura Branigan, el cual no tiene absolutamente nada de “spanish”, precisamente.
Llegó el turno para “When we all come together”, o como el engendro Marco la presentó: “Cando todos nos xuntamos”; soltando unas frases explicativas del percal en gallego, tales como “Galicia é fetén de carallo” y alguna otra joyita que otro engendro bien conocido por estos lares le ayudó a transcribir fonéticamente en la previa del concierto.
Como bien apuntó el entrañable teutón, se trata de una “drinkin’ song”, cuya idea se le ocurrió una noche, “volviendo del pub”… (no lo prueban).
Respecto a esto decir que, la verdad, estos tres son unos tipos cojonudos y algo borrachines. Vamos, que pasan el filtro Pelletier sobrados y por ello se llevaron algún obsequio “Pelletier fashion style”, que otro. Se lo merecen.
El turno llegaba para “The ballad of Bonnie and Clyde”, con su consecuente explicación del nombre, en “honor” de una pareja de delincuentes que le robó en su momento los bajos (musicales) a Mr Bryan Beller.
Ya en la parte final, nos regalaron también “Get it like that”, “Last Orders”, “The Kentucky Meat Shower” y “Tornado do Deserto” (de nuevo el gigantón alemán animándose con el gallego).
Por supuesto, hubo más momentos graciosos entre tema y tema, dedicatorias para el gran Neil Peart, que había tenido un pequeño problemilla de muerte recientemente y también para que los artistas (en todos los sentidos) se pudiesen tomar una Estrella Galicia en el escen-ario, como tres caballeros que son.
Terminaron con “Flatlands” y “Smuggler’s Corner” un bolo para paladares delicados que supieron apreciar lo que estaban viendo; es decir, a tres putos genios disfrutar encima de un escenario y haciéndonoslo pasar de puta madre a los que estábamos enfrente a él.
Decir también, para finalizar, que fue un show “old school”, en el sentido de que estaban prohibidos los móviles para grabar el show; lo cual y a riesgo de parecer un viejuno, me parece una idea buenísima.
Con esto terminó uno de los mejores bolos que veremos en sala este 2020 en tierras galaicas. La noche ya fue otra cosa… Pero de eso no hablaremos aquí…
Stay Pelletier!!!!!
Gracias a Carlos Dalmeida por las fotos que ilustran esta crónica