La decimoprimera edición del Resurrection Fest celebrada en Viveiro el pasado 7, 8 y 9 de Julio, estará por siempre escrita en letras de oro en la historia de un festival que, a los largo de sus once años de existencia, no ha parado de crecer hasta convertirse en toda una referencia, ya no sólo a nivel nacional, si no continental.
Si bien desde hace algunos años muchos ya colocaban el festival en la élite del metal y el hardcore europeo, desde el mismo momento en que fue confirmada la presencia de los legendarios Iron Maiden, nadie duda de que el “Resu” ya se codea con los gigantes del viejo continente.
Tras la fiesta de presentación celebrada el miércoles día 6, miles de personas invadían Viveiro el jueves para asistir a la primera jornada, que daba el pistoletazo de salida al evento más esperado del año por metaleros, punkies, heavies y hardcoretas de todo el estado y parte del extranjero.
Lo primero que llamaba la atención en esta nueva entrega del Resurrection Fest eran los diversos cambios realizados en el recinto, que se traducían en una considerable ampliación del mismo, una distinta distribución respecto a otros años, así como varias novedades a nivel visual entre las que destacaba una gran noria bautizada como “The Big Circle”.
Tras una visión general, es inevitable encontrar cada vez más similitudes con nuestro adorado Hellfest. Es obvio que la gente del Resu sabe bien cual es el mejor modelo a seguir; lo hacen fetén y la familia Pelletier nos congratulamos por ello.
Como en un festival de estas características (más de 60 bandas) es imposible verlo todo, en Pelletier Horror contaremos lo que entre todos hemos podido presenciar, por lo que inevitablemente habrá bandas a las que no haremos mención. Nos hubiese gustado ver a todas, pero, desgraciadamente, entre los superpoderes pelletiers no se encuentra el de la ubicuidad…., aún!!!!
En esta primera jornada, en la que la meteorología se mostró adversa (cielos grises y lluvia), de entre los primeros conciertos a primerísima hora de la tarde destacaron unos MINOR EMPIRES que estuvieron brillantes y los siempre arrolladores IMPLORE, que se encargaron animar la “sobremesa” a los asistentes más madrugadores. La inauguración del flamante escenario principal corrió a cargo de los asturianos SOLDIER, que con su potente thrash con tintes sureños deleitaban a un ansioso público que no paraba de aumentar en número conforme avanzaba el día.
Tras la más que notable actuación de los británicos TESSERACT, que a través de su metal progresivo demostraron que son una banda que no para de crecer, asistíamos a uno de los conciertos más esperados de la tarde del jueves. WHILE SHE SLEEPS saltaban al Main Stage desplegando su poderoso metalcore y ni siquiera una ligera deficiencia en el sonido, traducida en un escaso volumen en las guitarras, impidió que la banda inglesa cuajase un gran directo. Rara vez decepciona la banda de Lawrence Taylor, consolidada como uno de los grandes exponentes en su estilo, que con temas como “This is the six”, “Seven Hills”, o “Four Walls” cumplieron con creces las expectativas de su cada vez mayor núcleo de fans.
Con la vista y los oídos puestos ya en el Chaos Stage, ignorábamos que estábamos a punto de presenciar una de las actuaciones más especiales y sorprendentes de todo el festival; la banda de thrash metal CRISIX hacía su aparición, presentando su nuevo trabajo, “From Blue To Black”, que intercalaron con temas de sus dos anteriores discos; completando un show sobresaliente que deja patente que a pesar de ser una banda ya consolidada, siguen en clara progresión ascendente. Pero no fue precisamente el buen hacer de los catalanes sobre las tablas lo que hizo de su actuación algo inolvidable…. Acababa de sonar “Bring ´Em To The Pit”, cuando el vocalista Juli invitaba a su pareja a subir al escenario e, hincando rodilla en suelo, le pedía matrimonio ante la ovación generalizada del personal, en lo que supuso la gran anécdota no sólo de la jornada, si no de todo el festival. Por cierto, ella dijo….SÍ.
Con el tiempo justo para una más que necesaria parada técnica en la barra, buscando el indispensable refrigerio cervecil, volvíamos al Main Stage para asistir a uno de los momentos más esperados de la jornada. Los míticos BAD RELIGION, la banda que supo reinventar y reimpulsar el punk-rock hace más de tres décadas, desgranaron lo mejor de su amplio repertorio en el que no faltaron clásicos como “21st Century (Digital Boy)”,”Punk Rock Song” o “American Jesus”, entre muchos otros; derrochando energía, conectando con el público en todo momento y completando un concierto fantástico.
Muchos aún no acabamos de entender que una banda con la trayectoria (nada menos que 36 años) y repercusión de los californi-anos, no hayan sido cabezas de cartel en una jornada como la del jueves; en cualquier caso, si tuviésemos que elegir a los grandes triunfadores de este primer día del festival, casi con toda seguridad nos quedaríamos con Greg Graffin y los suyos.
Seguimos en el escenario principal esperando la salida a escena de BRING ME THE HORIZON, un grupo que en los últimos años no ha parado de crecer en popularidad y seguidores. Aunque el grupo británico suena realmente bien y tiene una puesta en escena espectacular, personalmente, su metal alternativo no acaba de transmitirme nada especial; pero es indudable que el éxito que están cosechando no les ha llegado por casualidad.
Desgraciadamente, la banda de Oliver Sykes fue más noticia por su comportamiento en el back stage que por su actuación sobre las tablas. Parece que los chavales van por ahí un poco subiditos, imponiendo normas al margen del festival y mostrando un comportamiento lamentable, como colgar una foto de sus caras bonitas exigiendo al personal que las memorice para poder moverse sin necesidad de identificarse, además de poder meter a otras personas sin tener pase. Esto provocó que se enzarzasen en un intenso cruce de declaraciones en la red, en el que no faltaron insultos, con miembros de Bad Religion, al que posteriormente se unieron componentes de la banda Brujería en defensa de éstos últimos. En fin…, parece que la humildad en Bring Me The Horizon brilla por su ausencia…
Pasada la media noche, llegaba el momento de ver al primer gran cabeza de cartel del Resurrection Fest 2016: VOLBEAT. El hecho de que por nombre y por bagaje viésemos más adecuados a Bad Religion como headliner, no supone en absoluto desmerecer a la banda de Michael Poulsen; nadie puede negar que el cuarteto danés se ha ganado a pulso y por méritos propios su presencia en lo más alto del cartel de algunos de los festivales más grandes de Europa (Hellfest o Graspop), algo que puede llegar a verse como exagerado, pero para nada injusto.
Volbeat demostraron en Viveiro por qué han llegado hasta donde han llegado; desde “The Devil’s Bleeding Crown”, tema con el que abrieron, perteneciente a su último disco “Seal The Deal and Let’s Boogie”, hasta el último bis con la brutal “The Mirror and The Reaper”, los daneses deleitaron a sus numerosos fans con un directo fresco, sólido y potente.
El pequeño retraso con el que Volbeat comenzaron su show, hizo que el final de este se solapase con el comienzo del concierto de BRUJERIA en el Chaos Stage, por lo que cuando llegamos allí, la carismática banda mexicana estaba ya sobre el escenario descargando todo su arsenal. La característica mezcla de grindcore y death metal con la siempre presente crítica social en sus irónicas letras, unida a los siempre ingeniosos comentarios entre tema y tema, hacen imposible no divertirse en un concierto de Brujería; y así fue, el público realmente disfrutó en todo momento. Gran colofón para ésta primera jornada, tras el cual nos batíamos en retirada no sin antes hacer una visita relámpago al Ritual Stage para gozar con la banda tributo a Guns N’ Roses, NICE BOYS.
El primer balance de lo vivido: satisfacción absoluta, pero con la sensación de que lo mejor aún estaba por llegar…
Amanecía el viernes en Viveiro con un radical cambio en la meteorología respecto al día anterior, donde la lluvia y los cielos encapotados del jueves dieron paso a una progresiva aparición del añorado amigo Lorenzo, que a primera hora de la tarde brillaba en todo su esplendor trayendo consigo un considerablemente aumento de la temperatura.
Tras reponer fuerzas, nos disponíamos a vivir otra intensa jornada llena de emociones, buena música y mucha cerveza. Mientras muchos optaban por un baño en la playa para paliar el calor antes de acceder al recinto, los engendros Pelletiers optamos por refrescarnos directamente en la barra a base de zumo de cebada bien frío.
Jarra en mano, nos dirigimos al Ritual Stage, donde estaban THIRTEEN BLED PROMISES encargándose de eliminar las modorras propias de esas horas y de acabar con cualquier atisbo de ganas de siesta con su atronador death metal.
Los valencianos [IN MUTE] salieron a comerse el Chaos Stage, derrochando ganas, fuerza y completaron una destacada actuación en la que fueron una constante los circle pits por parte de un ya encendido público
Después de corroborar en la brutal actuación de los veteranos AVULSED, que Dave Rotten sigue siendo uno de los mejores vocalistas en su género, nos dispusimos a encontrar una buena ubicación en el Main Stage, para presenciar la inminente salida a escena de HAMLET.
La banda madrileña que en los noventa se consolidó como uno de los máximos exponentes del metal nacional, dejó patente que siguen en plena forma, con un sonido demoledor y dándolo todo sobre las tablas.
La poderosa base rítmica formada por la batería de Paco Sánchez y el bajo de Álvaro Tenorio empastaba a la perfección con la guitarra de un Ken HC absolutamente acoplado al grupo, que unida a los riffs de Luis Tárraga formaban un enorme torrente sonoro que voló la cabeza a cada uno de los presentes. Mientras tanto, Molly hacía gala de su característica “hiperactividad”, interactuando con el público con constantes bajadas del escenario, atreviéndose incluso a hacer crowdsurfing. Aunque no faltaron en el repertorio la mayoría de los temas clásicos como “Tu medicina”, “Muérdesela”, “Denuncio a Dios” y por supuesto “Jodido Facha”, lo cierto es que los escasos tres cuartos de hora que duró la actuación se hicieron cortos, síntoma inequívoco de que lo bordaron; en definitiva, uno de los mejores conciertos del viernes sin duda. Hamlet rules!!!
Si bien la banda liderada por Molly supuso todo un referente a nivel estatal hace más de dos décadas, ANGELUS APÁTRIDA parecen haber tomado el relevo generacional desde hace ya varios años, mostrándose como unos dignísimos sucesores, más en éxito y relevancia que en el propio estilo en sí.
Saltaba el cuarteto albaceteño al Chaos Stage a hacer lo que mejor sabe: dar auténticas demostraciones de fuerza, precisión y agresividad sobre el escenario. Bajo un sol de justicia, hicieron mover cabezas de principio a fin y dieron a sus fans lo que siempre se espera de ellos, dejando claro por qué muy pocos cuestionan a día de hoy el indiscutible reinado de los manchegos en su género; y es que cuando hablamos de thrash metal nacional, Angelus Apátrida no tienen rival.
De camino al Ritual Stage, nadie imaginaba que estábamos a punto de asistir a la más grata sorpresa de esta edición del Resu; y no porque no fuese de sobra conocido de lo que son capaces FRANK CARTER AND THE RATTLESNAKES, si no porque muy pocos esperaban asistir a una de las actuaciones más grandiosas de todo el festival.
Aunque la nueva banda del ex – vocalista de Gallows rayó a un extraordinario nivel en todo momento, con un estilo a caballo entre punk y hardcore, fue el propio Frank Carter el que elevó el show hasta cotas superlativas dando una lección magistral de como debe ser un frontman: presencia apabullante, carisma desbordante, derroche de ganas y actitud, conexión absoluta con el público (hasta el punto de caminar sobre la gente literalmente) y, por supuesto, exhibición vocal. Así pues, el cantante pelirrojo se consagró en Viveiro como genio y figura; sin lugar a dudas uno de los personajes del Resurrection Fest 2016.
Caía la noche sobre Celeiro y la expectación era máxima ante el que para muchos era el concierto más esperado del día: GOJIRA
Pocas formaciones a día de hoy se muestran tan fiables como la banda de los hermanos Duplantier, que sonaron como un cañón y estuvieron impecables de principio a fin. Te podrán gustar más o menos, pero puedes estar seguro de que encima del escenario siempre van a cumplir las expectativas. El cuarteto francés es una auténtica apisonadora sónica y así lo confirmó con su habitual directo intenso, sólido y sin fisuras, que unido a la excelente puesta en escena, en la que no faltaron fuego y pirotecnias varias, nos dejó un magnífico espectáculo.
Acertaron de pleno con el setlist, en el que trallazos innegociables en sus shows como “Toxic Garbage Island”, “The Heaviest Matter Of The Universe” o “Flying Whales”, se mezclaron con algunos de los esperados temas de su último disco “Magma”. Enormes GOJIRA, de los que ya nadie duda que son una de las bandas del momento.
Cerca de la media noche la multitud comenzaba a agolparse en el Main Stage, del que no nos movimos para ver a los cabeza de cartel de la jornada, que no eran otros que THE OFFSPRING. La banda que logró el éxito comercial a mediados de los 90, y que junto a otras como Green Day, NOFX o Rancid, encabezó en su momento una corriente que hizo renacer el punk-rock, colocándolo en la escena mainstream, se presentaba como uno de los mayores atractivos de esta edición del Resu.
Aunque mentiríamos si dijésemos que los californianos se marcaron un conciertazo, ya que se mostraron algo fríos por momentos, completando un show un tanto irregular, es innegable que su actuación fue disfrutable al 100%.
Lo cierto es que uno no es realmente consciente de la cantidad de exitosos hits que copan el repertorio de The OffSpring hasta que los ve en directo. Seguro que hasta el menos fan de la banda de Dexter Holland presente en Viveiro, se conocía más de la mitad de los temas que sonaron.
Así fueron cayendo uno tras otro: la potentísima “Come Out And Play”, la divertida “Pretty Fly (For A White Guy)” la pegadiza “Why Don’t You Get a Job”, la siempre intensa “The Kids Aren’t Alright”, la archiconocida “Self Esteem” (todos y cada unos de ellos coreados por un público que se lo pasó fetén) …. y así podríamos seguir hasta completar la hora y cuarto que duró el bolo. Incluso se permitieron el lujo de dejar fuera uno de sus temas más populares como “Gotta Get Away”, lo que pone de manifiesto que The Offspring siempre han sido una máquina de crear singles que realmente funcionan.
En conclusión, si hay algo que nos dejó el headliner del día fue, sin duda, diversión a raudales.
El cansancio empezaba a hacer mella y las fuerzas ya flaqueaban, pero nos negamos a abandonar sin antes hacer la última visita de la jornada al Ritual Stage, donde ya sonaban unos habituales en el festival, los neoyorkinos MADBALL. Será porque era la enésima vez que tocaban en el Resu, pero es un hecho que son especialmente queridos y que se sienten como en casa.
Aunque sonaron de lujo desplegando su poderoso hardcore como de costumbre, lo que realmente marcó el concierto fue el emotivo homenaje que hicieron al fallecido Melchor Roel, el que fuera alcalde de Viveiro, pieza fundamental para lograr que el Resu sea lo que hoy es y amigo personal de la banda, la cual desplegó en el escenario un enrome telón de fondo con su rostro que presidió toda la actuación. Gran detalle, que dice mucho de Madball como personas.
Después de pasar por la barra a tomar la última y ya enfilando hacia la salida del recinto, no nos quedó más remedio que dar media vuelta para flipar durante un rato con ABAIXO CU SISTEMA, grupo de covers de System Of A Down, que clavaron cada uno de los temas hasta dar la impresión de estar escuchando al mismísimo cuarteto estadounidense.
Ahora sí, dábamos por concluída una intensa y más que productiva jornada y nos retirábamos a nuestros humildes aposentos, a soñar con la “Doncella”…
Si el viernes el tiempo estuvo marcado por el sol y el calor, el sábado se acentuó notablemente esta circunstancia. La constante afluencia de gente a Viveiro desde primera hora de la mañana, considerablemente mayor a los dos días anteriores, era recibida por más sol y mucho más calor.
Esta vez sí, baño matutino en la playa y posterior ducha reparadora para afrontar lo que estaba por venir. Nada mejor para burlar la resaca y el cansancio acumulado que la reglamentaria regulación de pH por los bares y las terrazas del pueblo. Y es que no hay nada que no arreglen unas birras bien frías, con sus correspondientes raciones de pulpo á feira.
El tiempo vuela cuando se está tan a gusto y cuando nos dimos cuenta el reloj marcaba ya las cinco de la tarde; así pues, raudos, veloces y ligeramente coquetos (no lo probamos), nos dirigimos al recinto para vivir una última jornada que prometía ser histórica, como así acabó siendo.
Para empezar y bajo un castigador solazo, nos acercamos hasta el Chaos Stage donde vimos a la formación que, personalmente, supuso el gran descubrimiento de todo el festival: los noruegos SHINING. Elegantemente uniformados de impoluto negro, dejaron a más de uno boquiabierto con su excitante fusión entre metal experimental, jazz, y rock progresivo, que daba como resultado un estilo tan fresco como original (mención especial al innovador toque que da el saxo a algunos de sus temas). Haciendo gala en todo momento de una magistral ejecución instrumental y de un sonido prácticamente perfecto, nos quedó claro que estuvimos ante una interesantísima y vanguardista banda, a seguir muy de cerca.
Uno de los platos fuertes de esta última jornada eran, sin lugar a dudas, BULLET FOR MY VALENTINE. Los galeses llevan ya años en lo más alto en lo que a cotas de popularidad se refiere dentro del mundo del metal y, si bien es cierto que siempre han despertado tantas filias como fobias, es un hecho que sus fieles fans son legión.
Prejuicios personales al margen, hay que admitir que BFMV saben lo que hacen y lo hacen increíblemente bien; su directo en Viveiro destiló nervio, potencia y pudimos ver sobre las tablas una máquina perfectamente engrasada, con una puesta en escena más que correcta y sonando compacta como pocas. Dieron especial protagonismo a su último trabajo, “Venom”, pero por supuesto no se olvidaron de los exitosos temas que los llevaron al estrellato, como “Your Betrayal”, “Tears Don’t Fall”, o “Waking The Demon”, dejando un gran sabor de boca tanto a sus seguidores como a los que no lo son tanto.
Se acercaban las 21:00, la hora que todos los presentes estaban esperando, así que después de una tan justa como necesaria visita a la barra, nos dispusimos a hacernos con un buen sitio en el escenario principal; algo que, de haber esperado más tiempo, se hubiese antojado harto complicado debido a las multitudes que arrastraba el gran reclamo del Resurrection Fest 2016. Nada menos que la que para muchos es la más grande banda de heavy metal de todos los tiempos: IRON MAIDEN
Minutos antes del comienzo del concierto, se respiraba en el ambiente la sensación de que algo grande estaba a punto de suceder y ya se podía sentir en el expectante público una excitación generalizada.
Con puntualidad británica, a las nueve en punto, la proyección de un breve video en las pantallas gigantes daba paso a la inconfundible voz de Bruce Dickinson, atacando la intro de “If Eternity Should Fail”, tema de apertura del último álbum de los ingleses, “The Book Of Souls”
Estallaba el público y se desataba la locura. Había llegado el momento más esperado de ésta edición del Resu; la “Doncella de Hierro” estaba ya dándolo todo sobre el Main Stage.
Después de “Speed Of Light”, también perteneciente al reciente último disco, llegaba el primer clásico con la intensísima “Children Of The Damned”. La primera impresión tras éste inicio, fue la que todo el mundo esperaba: una banda por la que parece que no pasan los años, sonando a la perfección y con la energía y las ganas de siempre; una banda que con toda seguridad te va a dar, como mínimo, lo que esperas de ella. ¿Es que alguien ha visto alguna vez un mal concierto de Maiden? Que nos lo haga saber, por favor.
Tras dos nuevas concesiones a ‘The Book Of Souls’ con “Tears Of A Clown” y “The Red and The Black”, dos clasicazos que pusieron el recinto de Celeiro patas arriba: la siempre épica “The Trooper” y la grandiosa “Powerslave” acabaron de encender a un público ya rendido a sus ídolos.
Seguía tomando protagonismo el último trabajo de la “Doncella” y sonaban así “Death or Glory” y el tema homónimo, “The Book Of Souls”, durante el cual tuvo lugar la siempre esperada aparición de Eddie.
Encarando ya la recta final del show llegaba, en mi opinión, la mejor parte, en las que los Maiden nos deleitaron temazo tras temazo, himno tras himno, en una sublime sucesión de clásicos: la majestuosa “Hallowed Be Thy Name” (probablemente el mejor tema del concierto), la magnífica y coreadísima “Fear Of The Dark”, acabando con el mítico trallazo “Iron Maiden”.
Se retiraba el sexteto británico ante un público absolutamente entregado, que reclamaba los correspondientes bises.
Si hay una canción que nunca puede faltar en un directo de Maiden, esa es “The Number Of The Beast”, superclásico que atacaron con fiereza en su regreso al escenario. Para rematar el sublime espectáculo que estaban ofreciendo, nos agasajaron con “Blood Brothers” y la emotiva “Wasted Years”.
En definitiva, podemos concluír que Iron Maiden cuajaron un directo absolutamente imperial. Las guitarras de Dave Murray, Adrian Smith y Janick Gers sonaron empastadas al milímetro como suele ser habitual; el gran Steve Harris dio su enésima lección magistral al bajo y el incombustible Nicko McBrain volvió a llevar al grupo en volandas tras los parches. Es cierto que quizás no vimos al mejor Bruce Dickinson, pero nadie podrá negar que rayó a un nivel altísimo y que tras los aún recientes problemas de salud que atravesó, no se le puede pedir más.
Por buscarle alguna pega al show (somos así de estupendos), podríamos achacarles la excesiva presencia de temas del último disco (algunos de duración desmesurada), en detrimento de los muchos clásicos que nos quedamos con las ganas de escuchar; no obstante, en una discografía tan repleta de temas míticos como la de Maiden, toquen lo que toquen en directo siempre habrá temazos que se quedarán en el tintero. Además, el que más y el que menos ya sabíamos sobradamente cual sería setlist, pues no acostumbran a hacer cambios en el mismo durante las giras.
Por otro lado, sigue siendo contraproducente esa costumbre que tienen de no empezar a tocar nunca más tarde de las diez de la noche; es evidente que el espectacular juego de luces y fuego que llevan consigo, no luce igual a plena luz del día como lo haría en un show íntegramente de noche.
Detalles sin importancia en cualquier caso, que para nada evitarán que lo vivido el 9 de julio de 2016 en el escenario principal del Resu, se quede grabado para siempre en la retina de los presentes. Uno de esos conciertos como los que a lo largo de 40 años, han contribuído a forjar la leyenda de Iron Maiden.
Llegados a este punto y divisando ya en el horizonte el inevitable final del festival, la constante e intensa actividad durante estos tres días, unida a las escasas horas de sueño, hacían que el cansancio volviese a aflorar irremediablemente. Las piernas pesaban, pero no podíamos desfallecer sin antes comernos la guinda de ese maravilloso pastel que estaba siendo el Resurrection Fest 2016 y que no eran otros que nuestros admirados NASHVILLE PUSSY.
Para los que amamos el rock n roll por encima de cualquier otro estilo, a estas alturas suponía una bendición y un reconfortante soplo de aire fresco poder disfrutar a la banda de Atlanta en un festival donde el hardcore, el punk y el metal en sus vertientes más o menos extremas lo acapara prácticamente todo y donde no abundan grupos como Nashville Pussy.
La banda de Blaine Cartwright se metió al público en el bolsillo desde el comienzo con su sucio pero irresistible hard-rock sureño; un público que vibró y no paró de saltar y bailar con temazos como “Go Motherfucker Go” o “Go To Hell” .
Transmitieron en todo momento su esencia rockera más callejera y esa actitud macarra que los caracteriza y que hace conectar con la gente desde el primer minuto. Porque Nahville Pussy son, ante todo, eso: 100% actitud; mención especial a nuestra querida Ruyter Suys , siempre espectacular a la seis cuerdas.
Sensacional concierto de una banda auténtica como pocas, de los que más disfruté y más vi disfrutar a los presentes y que supuso un inmejorable fin de fiesta.
Porque sí, desgraciadamente la fiesta se acababa….
Siguiendo el ritual de los dos días anteriores, acabamos en el Chaos Stage con la correspondiente banda tributo de la jornada. Esta vez fueron BLACK HORSEMEN, quienes pusieron el broche de oro interpretando los clásicos de Metallica con una fidelidad asombrosa, para goce y disfrute del personal que se resistía a que todo acabase.
Apuramos la última birra con la tristeza del que dice adiós y despedíamos así a esta histórica edición del Resu, empezando a descontar ya los días para volver el año que viene.
Podemos afirmar sin temor a equivocarnos, que hemos asistido a la mejor edición del Resurrection Fest hasta la fecha: un diez en organización, récord de asistencia ( 80.000 personas con sold out incluído), excelente sonido en general en los tres escenarios, salvo en algún momento puntual y sobresaliente el nivel global de las bandas del cartel.
Un cartel que será difícilmente superable; no es que el listón esté alto, es que se ha quedado directamente en la estratosfera. No sabemos si podrán igualarlo, pero viendo la progresión del festival año tras año, a ver quien se atreve a dudar de que la gente del Resu pueda incluso mejorarlo el año que viene.
En cualquier caso, lo vivido en Viveiro estos inolvidables tres días ya no nos lo quita nadie.
STAY PELLETIER.
Muy buen report! Saludos desde Madrid de vuestros vecinos de tienda. Gran empresa y fortificación ipsofacta. Con vecinos así da gusto ir de Festi. Abrazos!
GústameGústame