El pasado 23 de septiembre pudimos presenciar una magistral lección de hard rock por parte de Dave Meniketti y su banda, en la compostelana Sala Capitol. Durante los 120 minutos que duró el concierto hicieron un gran repaso a sus temas más emblemáticos, demostrando que en esto del rock está casi todo inventado y que lo más importante es la actitud sobre el escenario.
Era la segunda vez que la banda de California visitaba Compostela y (¡¡joder!!), una vez más, la sala estaba poco menos que mediada. Parece ser que en Galicia nos empeñamos en no apostar por la música en directo, quizás porque la situación económica no es la mejor para mucha gente o quizás porque no hay cabida para la cultura en las nuevas generaciones, lo que impide un relevo generacional en la escena rockera…
Debe molar mucho más ir a ver al hijo Bárcenas a esa lamentable discoteca coruñesa, símbolo de la superficialidad más extrema (por si alguien no lo sabe, el hijo de Bárcenas ha actuado recientemente en la Sala Pelícano de La Coruneno). Esta es la sociedad patética y rancia que hemos dejado que se haya generado entre todos; no os equivoquéis…
Pero basta de disertaciones y vayamos a lo que nos atañe: la nueva religión MENIKETTISTA!! El MENIKETTISMO va a llegar, cojones ya!!
Como decía más arriba, la sala no presentaba la mejor entrada, sin embargo, por allí estábamos los 300 y pico gallegos que últimamente coincidimos en la mayoría de shows de las diferentes salas gallegas. Público de calidad, entregado y con ganas infinitas de rockear. Lógicamente, entre el respetable también había una buena panda de engendros, entre los que nos incluimos, que hicieron más visitas a la barra durante la noche que Ozzy en las fiestas post-concierto de la gira del “Diary of a Madman”.
La formación que acompañaba a Meniketti estaba conformada con John Nymann (Mr Farandol Man) a la otra guitarra, el enérgico Mike Vanderhule (un híbrido entre nuestro bro Donato y Sex Machine, de ‘Abierto hasta el amanecer’) a la batería y, como novedad, el bajista Aaron Leigh, que sustituía a Brad Lang tras cinco años en el cuarteto. Si bien Aaron Leigh es más que solvente y cumple a la perfección su papel, al igual que Brad en las últimas giras, a alguno nos hubiera encantado haber podido disfrutar del gran Phil Kennemore en directo; aunque, como sabréis, tuvo un pequeño problema de muerte que le ha impedido seguir en la banda hasta hoy en día.
En esta ocasión no había teloneros, así que a las 21.30 horas empezaban a sonar los primeros acordes de la intro y el tema que abre su último disco en estudio, “Facemelter” (2010): “On With The Show”. A continuación, enlazaron casi sin descanso “Lipstick And Leather”, ”Don´t Stop Runnin” y ”Dirty Girl”, con solos de Dave y John incluidos, y “Mean Streak”. La idea de enlazar tema tras tema, en este primer bloque del concierto, hizo que el público entrara en calor rápidamente, sin tiempo para el descanso.
El siguiente tema sería “Down and Dirty”, dedicado por Dave a Leonard Haze, ex batería de la banda que recientemente también ha tenido un pequeño problema de muerte. Leonard había estado en la banda entre los años 1972–1986, época dorada de los de California, y entre 2001 y 2006. Bonito gesto hacia su malogrado ex-compañero.
A partir de ese momento, empezaba una primera descarga de temas clásicos de sus mejores discos: “Black Tiger”, Dirty Girl”, “Open Fire”, “Take You to the Limit” o “Hang ‘Em High” y, lógicamente, la coreada “Midnight in Tokyo”, que hizo que el público explotara.
Otro momento álgido de la noche fue, como era de esperar, con “I Believe In You”, logrando emocionar a todo el público; especialmente con ese éxtasis final, con un Meniketti entrando en trance con su guitarra.
La parte final del show fue una oda al mejor rock de los setenta-ochenta, sonando maravillas como “Contagious”, con solo de batería incluido, “Summertime Girls”, “Rescue Me” o su más reciente éxito “I’m Coming Home”, que es ya un tema fijo del repertorio.
Para acabar, tras los bises, “Open Fire” y “Forever” ponían un excelente broche final a una velada rockera de las que te dejan con la sensación de que esto del rock nunca va a morir mientras haya músicos como Meniketti.
Ya sabéis, si todavía no estáis dentro del Menikettismo, corred a bautizaros… Con un simple chapuzón en una pila de bourbon, vuestras almas serán redimidas.
STAY PELLETIER

Dave Meniketti, con Pelletier Horror
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