“Hay muchas maneras de ir a un concierto…”
Eso lo decía mi otro yo delante de una centolla y una copa de buen vino el pasado día 12 de enero en Santiago.
Y es que el Rock’ n Roll es romper con lo establecido y pasar de leyes (escritas o no escritas) y modas y sí, ya sé que todos lo sabéis y estáis cansados de oírlo. En mi humilde opinión esto se está perdiendo y cada vez aparecen más haters que reniegan de esta forma de verlo y se sienten menos rockeros o menos heavies si no llevan sus camisetas negras y su chupa de cuero; renegando a su vez de todo lo nuevo sin darle, siquiera, la oportunidad a escucharlo.
De ahí que insista en el tema…
Bueno… El caso es que el nuevo proyecto homónimo de Carlos Tarque (M-Clan, Gran Cañón…) llegaba a la Sala Capitol para descargar todo el rock’n roll que contiene su primer trabajo y allí nos fuimos, no sin antes cambiar un poco las costumbres pre-concert.
Los bolos en la Capitol suelen ser muy puntuales y, contando con que este no sería una excepción, nos encaminamos un rato antes hacia la susodicha sala, pudiendo comprobar las colas que había para coger la entrada e incluso para entrar, simplemente; lo cual auguraba una gran noche de música en directo.
La gente del Staff estuvo rápida y en menos de media hora todos nos encontrábamos dentro: unos en la sala, otros en el foso, unos en la barra, los otros también en la barra…
El murciano apareció, pocos minutos después de las diez, con los acordes de I love Rock’n Roll (Joan Jett) sonando a modo de Intro y con toda la banda colocada ya en sus sitios.
Desde el comienzo, vimos que el bolo sería un derroche de energía por parte del frontman; bajo la atenta mirada de Coki Giménez, que aparecía sentado a los parches, majestuoso, “Más alto que él solo el cielo” (Bunbury dixit).
Ahora y en la Hora, Heartbreaker y Bailo fueron los primeros temas en sonar en la Capitol, todos ellos de su último trabajo. Tarque, sabiendo que jugaba en casa, no daba cuartel, y los temas de este Lp con claro sabor añejo hacían lo demás.
La banda sonaba increíble, con una base rítmica espectacular y un omnipresente Carlos Raya que lo hace todo fácil, increíblemente fácil…; como si estuviera tocando en el sofá de su casa y con sus amigos de público.
Bailo suena y sonó bien pero, en mi opinión, es un tema flojo en lo tocante a lo vocal, con un estribillo que nos recuerda a la música de hace 50 años, pero sin fuerza. En cambio, Heartbreaker…, Heartbreaker es mucho Heartbreaker!!! Lo tiene todo: un apartado vocal sobresaliente, tanto en la voz principal como en los coros y unas guitarras increíbles. Joder, como está Raya en este tema!!!! “Ay, que gustito para mis orejas” (Raimundo Amador dixit).
Por cierto… El cantante murciano se recrea con alevosía en un recurso literario muy pelletier y va encadenando un guiño tras otro a la discografía del gran Tom Petty.
Después de que la banda pidiera al respetable que les acompañara a las palmas en la corta Juicio final, llegó la potente El Diablo me Acompañará. Tarque se echó la banda a sus espaldas y comenzó a interpretar un tema que no es nada fácil, ya que combina momentos muy lentos y melódicos con momentos muy cercanos al Hard Rock, en los que el artista tiene que subir varios tonos, dando un recital de lo que una de las mejores voces del panorama puede hacer.
Este es, para mí, un temazo donde la Gibson Les Paul de Raya vuelve a estar increíble, cambiando de ritmo constantemente y usando en buenas partes del tema la distorsión, olvidándose por completo de los sonidos limpios que normalmente lo acompañan.
Los cuatro integrantes de Tarque parecían estar hechos para tocar siempre juntos y la sonrisa constante en la cara de Iván “Chapo” González así lo demostraba. El bajista se movía por el escenario, esquivando al frontman que, como siempre, estaba dando un recital de posturas imposibles “al cantar” (Fito dixit) y, acompañado de Coki Giménez, conseguía dar al sonido un halo envolvente que drogaba nuestros cerebros hasta el punto de tener que bailar sí o sí, aunque el presente te hubiera deparado estar en el foso, “cámara avizor”.
No lo recuerdo muy bien (uno no es Dios ni se le acerca), pero creo que fue en este momento cuando el cantante murciano comenzó a echar flores a una sala de la que siempre se declaró un enamorado: la Capitol. No me quedó otra que contar la mítica anécdota que todos los que me invitasteis alguna vez a una birra en esta localización habéis oído… No la contaré ahora, pero si os interesa, suelo ponerme en la barra de la izquierda, muy cerca de la birra Pelletier.
Llegaba el momento de echar la vista atrás, a los comienzos, al momento en el que la banda de Tarque y Ruipérez se dejaban influir por otro gran guitarrista, Santi Campillo, y eran comparados con los míticos The Black Crowes. Perdido en la Ciudad fue el primer tema de M-Clan en sonar y fue recibido por buena parte del respetable de forma fría y por el resto, los buenos, los de siempre, como un largo trago de tequila; un trago largo y amargo que nos trajo recuerdos de muchos años, muchas andanzas, vinilos, casettes, brazos por la ventanilla, vespinos sin casco, besos robados al atardecer y cosas del ayer que nos hicieron hombres.
Con la banda lanzada e interpretando covers, los murcianos se sacaron de la manga una versión del Fire and Water de Free, poniendo aún más, si cabe, tintes setenteros al bolo. Tarque estuvo inmenso, pero Coki…. Coki se volvió loco!!! Se volvió loco para disfrute del respetable, marcándose un solo increíble… Mucho aguantan los parches!!!
Chapo miraba como si no pudiera creerse lo que estaba sucediendo; Carlos Raya, con aires de niño bueno y sin despeinar su larga cabellera (aunque muy peinada nunca la tuvo; ni siquiera cuando se sentaba al lado de Quique González) y se marcaba un temón. Un solo cargado de slides al estilo old school, sin posturitas ni hostias!!! Solo notas, muchas y muy variadas notas….
Llegó para mí el momento menos interesante del bolo y, “curiosamente”, fue con Lobo Solitario, la balada del nuevo disco que más se parece a los discos de M-Clan, como si Ruipérez estuviera alentando sus cogotes cuando la compusieron. Aproveché para saludar a la camarera y besar con verdadero placer a la rubia de siempre.
Pero este momento de bajón duró poco; unos minutos y Carlos ya estaba a tope de nuevo, lanzando la pandereta al cielo y recogiéndola a veces (que se lo pregunten a nuestro colega Pixelín… Otros por menos cogieron una baja…). Accidentes voladores aparte, el tema que la banda dedica a Janis Joplin, Amy Winehouse y Billie holiday consiguió que todo el respetable se viniera, de nuevo, arriba, tras el efímero descanso.
Se hizo de Noche, otra de su banda Máter y un pequeño guiño a Tu frialdad de José Mercé y al flamenco, sirvieron de antesala a Peligro (Evil), otro cover, en esta ocasión de la banda neoyorkina Cactus.
Raya de nuevo inmenso, Iván “Chapo” Giménez pletórico, trasladándonos a los grandes momentos de los bajistas de los 70, todo pundonor, y un Tarque que no paraba quieto y que no dejaba de voltear el trípode del micro. Se puede pedir más?…
Pues sí, se puede pedir eso y mucho más…. Y como el respetable demandaba algo grande, los murcianos se decantaron por hacer una versión de “¡Qué desilusión!”, de los madrieños Leño. El tema, que es un himno para todos los “jóvenes de los 70”, está más vivo que nunca y los cuatro músicos disfrutaron dedicando el tema a Rosendo que, como todos sabréis (si no es así, iros a otra página), se retiró hace poco para dedicarse a otros quehaceres.
La cerveza me demandaba… y yo soy muy fácil de convencer!!!
Mientras la simpática camarera me ponía una rubia, al “Chapo” se le acordó sacarse de la manga un solo y el bajo sonó alto, muy alto, para dar paso a Cactus en el Corazón y a Calle sin Luz. En este tema, y como viene siendo habitual en el artista, Tarque decidió bajarse del escenario, acercarse a la barra a saludar a una vieja amiga, Sabela Arán, y volverse al escenario después de notar el cariño del respetable.
Electroshock y sobre todo Miedo fueron tarareados por todo el público que abarrotaba la sala, recordándonos las grandes noches de bolos en Santiago.
Donde nace el R&R terminó un concierto brillante, donde el murciano nos presentó a todos a sus padres, que impertérritos y seguramente más que orgullosos, veían el bolo sentados en la parte alta de la sala, como dos fans más.
Tarque demostró, con creces, todo lo que lleva dentro, dando un auténtico recital como nunca lo habíamos visto y todo esto en una banda cuyos temas y versiones requieren mucho más de él, poniéndoselo difícil. A pesar de todo esto, el frontman estuvo increíble; quizás no tan sobrado como en M-Clan, pero la dificultad de la interpretación hace que esto sea, si cabe, un punto más a su favor.
En lo tocante a las guitarras, Iván es un seguro y Raya… ¿Qué decir de Raya?. Para mí es el mejor, lo hace todo y muy bien, toca sin despeinarse y es un puto máquina…
Algunos le echan en cara que no es demasiado expresivo y que no transmite. Puede ser cierto, puede ser que no necesite hacer florituras, puede ser que no salte ni corra por el escenario, puedo ACEPTAR todo esto. Mi contestación siempre será la misma: sus dedos hablan por el!!!
Coki está inmenso también a los parches, se nota que disfruta con lo que toca y se permite lujos que M-Clan no le permite, consiguiendo que un halo más potente y más duro caiga desde lo alto, embriagando a los asistentes de toda la esencia del Rock and Roll.
Dicho esto, me voy a otro grande. Pronto os lo contaré… STAY PELLETIER
@PelletierHorror
@redgra
Pingback: EL ROCK IN TOWN LLEGA A AVILÉS CARGADO DE ROCK ‘N ROLL |