Varios años han pasado desde que la primera expedición Pelletier disponía los bártulos para irse de peregrinación a la fiesta del infierno. Expedición que, año thrash año y sin descanso, saldrá de A Terra Chá hasta las vastas llanuras de Clissôn.
Tierras gemelas: el punto de partida y el de acogida…
Recuerdo mi primera expedición como si fuera ahora.
Muchos herm-anos ya sabían lo que era echarse media casa a cuestas y viajar hasta el Val de Moine a probar el Le Vin autóctono, a disfrutar del mejor festival europeo y hacer el mal sin un ápice de vergüenza.
No podré olvidar nunca el rayo de luz del sol que se colaba entre las nubes el día de la llegada, justo una jornada antes del comienzo de la fiesta. Ese rayo que parecía haber sido enviado por Ronnie James Dio para mostrarnos el camino del recinto, el camino a la prueba de que todavía hay esperanza…
Recuerdo lo sentido y lo vivido, los nervios a flor de piel de la partida, la sangre agolpándose a borbotones en mi cerebro al llegar y ver el paraíso metalero en el que se convierte la pequeña ciudad gala, la sensación de desconexión nada más entrar por la puerta de la catedral, la calma del Kingdom Of Muscadet… Sentimientos y recuerdos grabados en mi corazón “Parasiempre” (Enrique Bunbury dixit).
Esas primeras birras, esos ojos atónitos, la piel erizada a pesar de que el sol caía de lleno sobre mi cabeza, los Faith No More dando un concierto inolvidable. Salud, drogas y rock´n roll en vena.
Mucho ha cambiado desde entonces: el recinto se multiplicó al igual que los asistentes, se murió Lemmy, tocaron los Disturbed después de haber cancelado anteriormente, mucha gente se sumó a la expedición Pelletier para comprobar en sus carnes que lo que los embajadores pelletiers contábamos era tan cierto como que siempre habrá rock y heavy, pase lo que pase y venga lo que venga…
Judas presentó su Firepower, las Pirohex sus cuerpos rodeados de ardiente fuego, Rammstein trajo su show industrial, vigilados, de lejos, por el homenaje a Lemmy que fue colocado en la renovada Warzone. Poco queda que no haya cambiado y no hayamos visto.
Los galos gritando “Libére apéro!! ”, rozando una desfachatez solo comparable a la de nuestros ídolos de los ’80 y atronando el E’Leclerc ante nuestros oídos se echan de menos ahora en un festival que, al ir creciendo, se fue llenando de festivaliers extranjeros, dejando menos protagonismo a los “artistas nolopruebistas locales”. A veces, se echan de menos esas épocas…
El Kigdom of Muscadet resiste las embestidas del tiempo y vigila, silencioso, que las cosas sigan su curso; ayudándonos a los veteranos a mantener los pies en el suelo cuando nuestras botas pisan sus sombras, después de un día duro.
Incontables huellas que se tatúan en nuestras entrañas.
Muchas cosas han cambiado y muchas lo harán en esta nueva edición; la XV, la que verá el regreso de ilustres Pelletiers a la expedición después de hallarse ausentes durante alguna de ellas debido a los reveses y aciertos de la vida actual.
Aún y así, el Kingdom seguirá y nosotros también; porque no hay nada más grande que la Fiesta del Infierno.
Ganas de…
STAY PELLETIER
@PelletierHorror
@redgra