Enero es sinónimo de muchas cosas: Reyes Magos, rebajas, cuestas, buenos propósitos y, desde hace ya unos años, también de Display of Power en Santiago D.C..
La banda coruñesa de tributo a Pantera lleva ya unos cuantos años felicitándonos el año nuevo con una visita a la capital gallega, dentro de sus ya habituales “Fuck Yous…”, y este año no iba a ser menos. La fecha era viernes 10 de enero y el lugar la Sala Malatesta.
Pelletier Horror, como de costumbre, no podía faltar a la cita anual.
Las principales diferencias con anteriores ocasiones serían, por una parte, la ausencia de bandas invitadas en el cartel y, por la otra, el cambio de la sala habitual a otra más pequeña y alejada del centro de la ciudad.
La velada quedaba perfilada como un “concierto especial de homenaje a los hermanos Abbott”, con Display of Power como únicos protagonistas.
El cambio de la habitual (y céntrica) sala Capitol a la más modesta y algo más alejada (poco) del centro sala Malatesta auguraba una caída en la afluencia de público, por un par de motivos clave:
- La gente piensa que “está lejos” y les da pereza ir hasta allí
Cierto es que queda algo más apartada del centro, metida hacia el barrio de San Lorenzo, pero si miramos en Google Maps y tomando la Catedral de Santiago como referencia, veremos que desde la Sala Capitol hasta la susodicha catedral hay 650 metros (a pie) y desde la Sala Malatesta hasta la misma catedral hay 850 metros.
Pues bien, señores… Estos 200 metros a mayores hacen que mucha gente (en su mayoría jóvenes) pasen de acercarse hasta un concierto putita madre, cuya entrada vale 8 pavos, porque “la sala queda lejos”.
- La Capitol es más fetén
Esta es otra y lo hablaba esa misma noche con algún amigo cercano y ducho en la materia (pues toca en un grupo de cierto éxito por estas latitudes).
La ignorancia extrema de gran parte de la población los lleva a acudir o apoyar eventos celebrados en la céntrica sala “capitolina” porque tiene más caché y, por consiguiente, sus eventos son más importantes y respetables (aunque no sepan ni de qué va el percal) y a ignorar totalmente (e incluso no respetar) eventos celebrados en otras salas, que consideran de categoría inferior.
Si a esto le sumamos el “sambenito” que asocia la Malatesta a eventos con determinado tipo de grupos atiborrados de Ks y Zs en sus nombres, alguna que otra fiesta de electrónica y determinados colectivos ideológicos (más bien “zurdos”), pues ya tenemos el prejuicio montado.
Idiosincrasia española de manual, vamos…
Resultado: escasas ciento y pocas personas, que muy posiblemente serían 200 si el bolo fuera en la Capitol.
En fin… Tras los saludos de rigor con colegas habituales al llegar a la sala, la mejor banda de tributo a Pantera del puto mundo saltaban a escena sin ningún tipo de concesiones, con New Level y Walk; haciendo que los asistentes más jóvenes del evento se enfrascaran en los primeros “corros de la patata” (angelicos…).
Con la banda toda “engorilada”, dándolo todo con Becoming, surgía la anécdota simpática de la jornada: Roi rompía una cuerda de su guitarra justo antes del solo y, con la vehemencia que lo caracteriza, paraba el tema en seco, dejando al frontman Castaño haciendo las veces de “entretenedor” mientras cambiaba de guitarra; para volver con el percal solucionado y retomar el tema en el punto justo donde lo había dejado.
“Muy profesional”, como diría Manquiña…
Tras 5 Minutes Alone, llegaba la única concesión a aquel desgarrador y oscuro ‘The Great Southern Trendkill’ de 1996, con War Nerve. El ambiente en la sala era festivo y de lo más animado, aunque la mayoría del respetable superaba de largo los 30 años (y los 40 también, en muchos casos…).
La puesta en escena (premeditada) de la banda tiene la intención de que no veamos sus feos jepetos (lo cual muchos agradecemos) y nos centremos en la música; queriendo acercarnos lo más posible a la experiencia de lo que pudo haber sido en su día ver (o escuchar, en este caso) a Pantera en di-recto.
Sin apenas iluminación, con potentes focos iluminándolos desde atrás y UNA BURRADA de humo (cortesía de Castañito), la banda se convierte en tres siniestras siluetas de las cuales emana un metalón con un sonido de lo más fiel a la añorada banda tejana. Y digo tres siluetas porque la batería ni siquiera se vio en todo el concierto, oculta entre la espesa bruma.
El efectismo está bien pensado y hay que decir que es bastante resultón.
La frenética Double Primal Concrete Sledge, con sus versos solapados que la hacen jodidísima de cantar, abría la veda del ‘Cowboys From Hell’; disco del que llegarían a tocar hasta 6 temas, nada menos. Y no es para menos, ya que se trata, en mi humilde opinión, del mejor y más completo disco de Pantera (haters, venid…). Sin duda, el que más me gustó siempre.
La banda suena compacta, nítida y rotunda como un trueno y la verdad es que la Malatesta sonó fetén durante todo el concierto; lo cual hizo que no echáramos de menos que el evento se hubiera (o hubiese) celebrado en otra sala. Por el contrario, un concierto con una afluencia de público reducida como este, en la Capitol habría quedado frío y desangelado; pero en la Malatesta, al ser más pequeña, la cosa queda más recogida y da el pego sin problema. Digamos que conjuga el ambiente más íntimo de los garitos pequeños con el sonido de puta madre de una sala grande. Un plan sin fisuras.
Tras encadenar los dos balazos del ‘Reinventing the Steel’, Revolution is my Name y Yesterday don’t Mean Shit, llegaba otro de los temas más apreciados y coreados por el público: I’m Broken. Tras este trallazo del ultra-heavy ‘Far Beyond Driven’, la banda se permitía el lujo de tomarse 5 minutillos de descanso, con toda la pompa y el boato.
Durante el descanso, bien aprovechado por los ass-istentes para ir al WC (por diversos motivos) y acudir a la barra para seguir debidamente hidratados, detallazo de la banda al pinchar la versión del Planet Caravan de Black Sabbath que el combo americ-ano incluyera en su ‘Far Beyond Driven’, allá por 1994.
Un pequeño remanso de calma, preludio a la tempestad…
Tras el breve receso, la banda retornó con fuerza para acometer la traca final del concierto. Y… ¿qué mejor manera de hacerlo que encadenando tres de los temas más jodidamente heavies del ‘Cowboys From Hell’?.
Así, para deleite de mis oídos y dolor de mi cuello, fueron tronando The Art of Shredding, Shattered y Heresy; una thrash otra. Casi nada…
SHATTERED… Mimadriña… Probablemente mi tema favorito de Pantera y, sin duda, el que más me “engorila” cuando lo escucho. ¿En qué estaban pensando estos hijos de puta yankis cuando se sacaron de la manga un tema tan poderosamente heavy, pero con un sonido tan “avanzado” para la época?. Y, sobre todo, ¿en qué estaba pensando el pelexo de Phil Anselmo cuando decidió cantarlo “a lo Painkiller”? (posiblemente “a ver quién carallo lo canta después en directo”).
Esto lo sabe bien el bueno de Castaño, que sufrió lo que no está escrito durante el tema en cuestión; llegando a faltarle el aire en varias ocasiones y apoyándose en algún chavalín del público, ávido de soltar agudos por el micro, con ese lozano brío que solo la juventud puede dar (angelico…).
Hay que sacarse el sombrero con Castaño, ya que además de parecerse cada vez más a Anselmo en los aspectos vocales, el colega se tiene estudiado el personaje a fondo. Tanto a nivel físico y estético, como gestual, el tipo clava al buen Phil Anselmo del primer lustro de los ’90. Aquel Anselmo rebosante de energía que aún no había conocido la heroína y aún no se había echado a perder.
Su labor como frontman es intachable. Cada día canta mejor y su forma física le permite darlo todo hasta el final, sin parar de moverse, saltar y mover a la peñita.
Eso sí… Igual lo de dejar Shattered para el final del bolo no es la mejor de las ideas…jejeje…
La energía escénica de Castaño contrasta con el hieratismo de Roi, inmóvil en su esquina durante todo el concierto, tratando de calcar de la manera más fiel posible el sonido, técnica y garra del mítico Dimebag Darrel. Frío pero efectivo, consigue triunfar en una tarea de la que no es nada fácil salir airoso (especialmente cuando sabes que la mayoría de los ojos del respetable van a estar precisamente sobre ti, escrutándote implacables y buscándote fallos).
Tras esto, llegaba el turno de otra baladita; Slaughtered, del ‘Far Beyond Driven’. Es posible que no sea uno de los temas más “habituales” de Pantera en las listas de reproducción de la peñita, pero la recepción por parte del público de la misma fue excelente.
Se puede decir que el buen ambiente imperó de principio a final del bolo, como suele ser habitual con los coruñeses.
Me agradó sobremanera ver que el bajista, Diego, está mucho más activo que antaño en escena. La tecnología “wireless” le permite ahora moverse a placer por el escenario, subirse a los monitores para arengar a las masas, interactuar con sus compañeros y con el respetable, etc. Un simple hecho como este, hace que la presencia escénica de la banda (en general) salga ganando bastante y consigue alejar por momentos la atención total del público de Castaño, dando breves respiros a este último para coger fuerzas. Parece una tontería, pero no lo es.
Por otra parte, Josema siempre efectivo y rotundo tras los parches en su papel de emular la maquinaria pesada de Vinnie Paul; aunque la verdad es que con el espeso humo que pobló el escenario durante toda la noche no llegué ni a ver la batería en sí (lo digo totalmente en serio); así que su presencia sobre las tablas constituye todo un misterio para mí, hasta día de hoy.
Nuevo guiño al ‘Cowboys’ con Domination y llegaba el turno a la colaboración de la noche. Siempre lo hacen, así que se hacía raro que todavía no se hubiera subido nadie a cantar con ellos.
Pues bien… El encargado de mantener viva la antorcha de “peñita de otras bandas que se suben a cantar con Display” en esta ocasión fue nada más y nada menos que Pla, de los añorados Mutant; banda que lleva ya un tiempo inactiva y que esperamos den señales de vida en breve, pues se les echa de menos sobre los escenarios de esta zona del planeta.
El tema elegido para el “dueto” fue Fucking Hostile, con lo cual no hace falta ni decir que la sala se convirtió en una efervescente vorágine de danzas primitivas.
La gente tenía ganas de más y ¿qué mejor broche de oro para un concierto de esta índole que Cowboys From Hell?.
Con Castaño luciendo una careta de demonio (que le quedaba fetén) para la ocasión, los vaqueros del infierno cabalgaban de nuevo, para deleite de todos los asistentes, sumidos en un éxtasis orgiástico de instrumentos de aire, incipiente nolopruebismo y caras de felicidad.
El show había terminado y creo que hablo por todos los presentes en la sala cuando digo que TODOS nos quedamos con ganas de más. Creo que eso es buena señal, al final de un concierto… ¿No?.
Nos despedimos de la Malatesta hasta la próxima y, tanto público como banda, subimos a seguir la fiesta al Miúdo, en el corazón de la zona vieja compostelana. La noche aún daría bastante más de sí; pero eso, como de costumbre, ya es otra historia……
No llevo la cuenta de las veces que vi ya a Display of Power en directo, pero espero volver a verlos pronto, ya que sus conciertos siempre son una fiesta donde todo el mundo se lo pasa fetén.
Ignoro donde será la próxima cita, pero si de una cosa estoy seguro es de que a principios del próximo año, en enero, los volveré a ver en Santiago de Compostela. Eso siempre mola.
Stay Pelletier
(queremos agradecer sobremanera a @espantallofotografia su colaboración con @pelletierhorror, poniendo a nuestra disposición las excelentes fotografías que ilustran la presente crónica)
Texto y foto nº5 (desde entre el público): Anxo Pelletier
Fotos: Espantallo Fotografía (@espantallofotografia)