
“Los clásicos nunca defraudan…”. Así comenzaba mi primer di-recto de Alice Cooper, hace ya años; cuando no existía mi troba, comenzaban a asomar los pelillos de mi bigote y mis cojones se mostraban lampiños y revoltosillos…
Un Mesías me dijo la frase célebre en aquella ocasión y esta ha quedado marcada a fuego en mi memoria, siendo renovada cada vez que un servidor, ya con más pelo del que quisiera a excepción de en la cabeza, ha visto a uno de los grandes dioses del Heavy Metal encima de un escenario.











